
Por Eduardo Pereda, Ingeniero Agrónomo, socio en Botica Itinerante
El Mulch o acolchado! El bosque lo hace por sí mismo, con ramitas, liquen, hojas, y flores que van cayendo, y forman una capa protectora para el suelo y las raíces de sus habitantes.
Nosotros podemos imitar a la naturaleza y aprender de ella, aplicando mulch a frutales, hortalizas, y huertos en casa. El mulch puede estar formado por materiales orgánicos o inorgánicos, y su misión principal es la Protección de los suelos: ayuda al control de temperatura, manteniendo el suelo tibio en invierno y fresco en verano, ayuda al control de la humedad, disminuyendo la evaporación y reteniendo humedad, sobre todo en tiempos de sequía. Además mantiene los nutrientes, y evita la degradación de los suelos.

Dentro de los tipos de mulch que se suelen utilizar, existen mallas y protecciones inorgánicas que muchas veces los agricultores prefieren por su resistencia y duración, sin embargo, presentan dos inconvenientes: el primero es que una vez terminado el cultivo, deben ser desechadas, y para esto se queman o se descartan en la basura. El otro inconveniente, es que si bien protegen al suelo de ‘malezas’, no aportan nutrientes ni enriquecen su estructura, degradando el suelo en el largo plazo.
Cuando hacemos mulch de componentes orgánicos en cambio, usaremos paja, viruta, aserrín, acículas de pino, hojas secas, incluso tierra de hojas y cartón. Usar componentes orgánicos es un paso más cerca al imitar a la naturaleza, ya que éstos pueden degradarse en el largo plazo, entregar nutrientes y estructura al suelo, y además nos permiten reutilizar un material de descarte, reintegrándolo al proceso de descomposición, todo vuelve a la tierra.
Antes de ponerte manos a la obra con el mulch de tus cultivos, debes tener en cuenta las necesidades de tus plantas, y el tipo de riego que estás utilizando, entre otros factores.