
Entramos en primavera y con su llegada, en la época más linda para armar un huerto! Los polinizadores andan de aquí para allá transportando polen, los botones florecen a orillas del mar, en las faldas de los cerros, junto a los ríos, empieza a pasar el frío, y a las plantas les gusta salir a tomar sol. La primavera es una de nuestras épocas favoritas y quisimos aprovecharla para empezar un pequeño huerto medicinal, que tu también puedes empezar en casa junto a nosotros!
El huerto medicinal es ideal para la primavera, ya que gran parte de las hierbas que lo componen se desarrollan mejor con la llegada del calor: comienzan a echar brotes nuevos, sacan botón, florecen y su follaje se torna abundante. Si bien siempre es necesario revisar la cantidad de horas de sol que cada planta requiere para vivir, esta es una época deliciosa para comenzar a cultivar nuestras hierbas, pasar más tiempo jardineando y disfrutar más de estar al aire libre.
Hace algunas semanas salí a regar, y estaba esta caléndula recién nacida en nuestro jardín. Que alegría que luego de unos meses de haber sido sembradas sus semillas, ya están saliendo! Así es la primavera, todo renace luego de ese viaje al interior que es el invierno.

Huerto medicinal
Para empezar tu huerta, lo primero es tener a mano un buen sustrato, es decir: la tierra. La tierra de tu huertita debe contener los nutrientes más esenciales para las plantas que en ella crecerán, y esto puede lograrse de distintas formas: puedes usar tierra que ya tienes y que haya demostrado ser buena, puedes conseguir un sustrato nutritivo, puedes añadir compost, y también puedes añadir los nutrientes por separado usando un preparado especialmente creado para esto, como el purín de ortiga que mostramos cómo hacer hace un tiempo en este artículo.
En el caso de nuestra huerta de invierno usamos la tierra que había en el lugar, que si bien era bastante arcillosa, es una zona agrícola en la región del Maule con las condiciones necesarias para que los vegetales se den bien, donde la gente habitualmente siembra en sus terrenitos sin mayores complicaciones ya que existen napas de agua subterránea y abundante presencia de polarizadores, junto a un excelente clima. De hecho, en el terreno vecino hay un apicultor, en el fondo de nuestro terreno una fuente de agua, y está rodeado de toldos y quillayes. Puedes ver la huertita de invierno en sus inicios aquí.
En esta ocasión, para la huerta de primavera quisimos hacer algo diferente y la adaptamos a un espacio más reducido, en un bancal en altura que construimos especialmente para la huertita. Pronto lo podrán conocer.
Hierbas aromáticas y medicinales
En esta ocasión, trabajando con lo que la primavera tiene disponible, Eduardo eligió plantas que tienen en común varios factores: la cantidad de espacio que necesita la raíz, sus necesidades de sol y de riego, y su compatibilidad, es decir, la competencia por nutrientes. Así, llegaron las nuevas vecinas que se han ido adaptando y acomodando a este nuevo espacio.
Dentro de las plantas elegidas, varias de ellas destacan por sus propiedades medicinales, siendo así las más esenciales medicinas que podríamos tener, y que a nuestro gusto, no deben faltar en tu huerta. A continuación compartimos un listado de las hierbas aromáticas y medicinales que -junto a otras comestibles que les mostraremos en otra ocasión- están creciendo en nuestra huertita de primavera hace varias semanas:

Ajo: el guardián de la huerta, se recomienda tener ajo por los costados de la siembra para que mantenga alejados a los visitantes con su aroma. También hacemos un preparado de ajo para eliminar plagas que ya se han instalado, otro día se los mostramos. El ajo es una medicina potente que actúa como anti bacteriano y antifúngico y expectorante, también como fluidificante de la circulación sanguínea, además de ser antiséptico y antioxidante, fortaleciendo las defensas. Se puede consumir crudo machacado, o macerado en miel, para apoyar al organismo a combatir virus y enfermedades respiratorias (debido a su acción de aumento de la producción de interferir).
Albahaca: también recomendada por su capacidad de mantener a raya las plagas, esta planta aromática no puede faltar en los deliciosos platos de verano, humillas, potos granados, ensaladas de tomate y otros. La albahaca es una medicina que se relaciona con nuestra digestión, actuando como digestivo, aperitivo y antivomitivo. Como medicina digestiva para aliviar molestias y dolor, puede beberse en infusión después de las comidas, como estimulante digestivo para facilitar la digestión puede usarse habitualmente en la cocina como hierba aromática e incluirla en las preparaciones. Como estimulante del apetito puede usarse en forma de aromaterapia, o consumiendo infusiones ligeras antes de las comidas, y como antivomitivo se pueden preparar infusiones con 15 gr de planta por litro de agua y beber durante el día.
Manzanilla: una flor cálida y aromática, que acompaña nuestra salud en las más variadas ocasiones, desde acompañar el sueño de los más pequeños de la casa, hasta calmar molestias digestivas e irritaciones a la piel, las bondades de la manzanilla cubren un amplio espectro de necesidades, y siempre viene bien cultivarla en nuestros jardines. Es importante acotar que en el caso de infantes, siempre se debe consultar con el pediatra antes de administrar hierbas, y que la dosis en que las reciben es mucho menor a la de una persona adulta. La manzanilla es una gran opción para las afecciones irritantes del sistema digestivo, como úlceras. Al ser digestiva, sedante y antiinflamatoria, entrega alivio al dolor, calma, y reduce la inflamación de los tejidos, tanto de forma interna como externa.

Melissa: como le dicen en el campo, el toronjil pa la pena. Si bien su nombre es Melissa officinalis, es más conocida como ‘toronjil’. Su aroma cítrico y fresco la hace inconfundible, y es una medicina que acompaña a las personas más sensibles y nerviosas, a quienes su pena, rabia, o temor se manifiesta rápidamente través de diversas señales en el cuerpo, gatillando ‘misteriosos’ dolores de cabeza y dolores de estómago, ente otros. Rica en aceite esencial, esta hierba aromática es un sedante y tranquilizante suave, que nos acompaña en el desánimo y el nerviosismo. Protagonista de recetas “para el ánimo” tan antiguas como el Agua del Carmen, puedes conseguirla en forma de tisana o cápsulas, o ‘dietar la planta’, término usado en alimentación naturista para referirnos al consumo intencional y sistemático de una hierba, con el fin de observar sus efectos en nuestro organismo.

Menta: una de las muchas hermanas de la familia de las mentas, todas ellas grandes guardianas del sistema digestivo y el olfato. Una hierba que crece silvestre en diversos ecosistemas, y que resulta tan versátil que está presente en casi todo, desde alta cocina hasta cosmética. Siempre es bueno sembrar una menta, que agradecida crecerá en abundancia, fuerte y resistente. La menta actúa como antiespasmódica, colerética, antivomitiva, y carminativa, apoyando así al sistema digestivo de forma integral. Su aroma es energizante pero no produce sobre estimulación, por lo que una infusión de menta actúa a través del aroma, revitalizando y ahuyentando el cansancio.

Orégano: tan bello como su prima, la menta, este integrante de la familia de las Lamiáceas destaca por su faceta culinaria, y también medicinal. No hay nada como cocinar con orégano fresco, su aroma es inconfundible, y se agradece al inicio del ciclo menstrual, donde calma el dolor como por arte de magia. Es tradición en el campo que las mujeres mayores de la familia, enseñen a las jóvenes a calmar el dolor y malestar con ramitas de orégano recién cortado. El orégano contiene dos compuestos llamados timol y caracol -también presentes en el tomillo- que actúan como antiespasmódicos y carminativos, de ahí que se utiliza para apoyar la digestión, flatulencia y malestar menstrual.

Tomillo: compañero del orégano, aromático, y hermoso cuando florece, esta hierba aromática se usó desde antes del antiguo medioevo en la sazón y curado de alimentos que debían preservarse en el tiempo, intuían entonces las personas que ayudaba a mantener frescos y limpios los alimentos. Sabemos ahora que mantiene a raya bacterias y microorganismos, retrasando la formación de moho y hongos. De ahí que encontremos el tomillo junto a recetas de aves de caza, de ahumados, de encurtidos y conservas. El tomillo, aliado del invierno, de las gripes y malestares de la estación, actúa así gracias a sus propiedades antibióticas y expectorantes, presentes en los compuestos llamados timol y caracol, que provienen de su aceite esencial. Así, es un excelente coadyuvante en el tratamiento con antibióticos, y aliado de la recuperación del sistema respiratorio, vigorizando los pulmones gracias a sus propiedades antitusivas, mucolíticas y balsámicas.